Hace un par de meses apreciamos la manera en la que Gus Van Sant utilizó en su film, Elephant, el plano secuencia como herramienta compositiva y dramática, al ser el espectador testigo de la tragedia en la que culmina dicha película.
En esta ocasión, apreciaremos una manera distinta de apropiarse de tan preciado recurso cinematográfico, de la mano del maestro Quentin Tarantino. En una escena del primer volumen de Kill Bill, la cámara va del personaje principal -Beatrix Kiddo- en el interior de un baño, hacia la sala principal para dirigir la atención en Sophie, uno de los blancos de la sangrienta venganza de Beatrix, acentuando algunos elementos que son partícipes indirectos de la escena, -la música, la vocalista, el mesero y la gerente- el trabajo de cámara y fotografía no puede ser más impecable, de la steadycam subjetiva -a espaldas de los actores- hacia una toma aérea más panorámica para regresar a la toma subjetiva.
Otra joya en la filmografía del buen Quentin.